Rúbricas y escalas de evaluación. Aprende a crearlas y utilizarlas para una evaluación competencial.
La evaluación por competencias requiere de instrumentos adecuados que permitan valorar el nivel de desempeño del alumnado en situaciones complejas y relevantes. Las rúbricas y escalas de evaluación se postulan como dos herramientas imprescindibles. Veamos cómo crearlas y sacarles el máximo partido.
¿Qué son las rúbricas y por qué son útiles?
Piensa en una rúbrica como una especie de guía o "hoja de ruta" que los profesores utilizan para evaluar tareas. Esta guía detalla lo que se espera de los estudiantes y cómo debería ser su trabajo en diferentes niveles de calidad.
Beneficios de las rúbricas:
- Claridad: Ayudan a que tanto profesores como estudiantes entiendan exactamente qué se espera en una tarea.
- Objetividad: Como ya se establece qué es lo que se busca en el trabajo, es más fácil evaluarlo de manera justa.
- Feedback detallado: Permiten señalar exactamente qué áreas del trabajo son buenas y cuáles necesitan mejora.
- Autoconocimiento: Los estudiantes pueden usarlas para evaluar su propio trabajo o el de sus compañeros, aprendiendo más sobre sus propios puntos fuertes y áreas de mejora.
Cómo crear una rúbrica en 5 pasos
- Establece los criterios de evaluación
Derivados de los objetivos y las competencias trabajadas. Por ejemplo: presentación, contenido, organización, recursos usados, etc. - Define grados de desempeño para cada criterio Habitualmente de 4 niveles progresivos (Excelente - Muy bien - Bien - Por mejorar). Ten clara la descripción de cada uno.
- Elige un formato adecuado al propósito Analítica para evaluaciones complejas. Holística si priorizas una impresión global.
- Usa un lenguaje positivo, claro y observable Centrado en lo que sabe hacer el alumno en lugar de las carencias.
- Incluye la rúbrica en la planificación didáctica Preséntala a los alumnos como guía desde el inicio para modelar sus desempeños.
Ejemplos de aplicación
- Evaluar una exposición oral estableciendo criterios sobre la claridad, el contenido, el lenguaje no verbal, los recursos usados, etc.
- Valorar la resolución de problemas matemáticos atendiendo a la comprensión del enunciado, la estrategia y procedimiento aplicados, la precisión de los cálculos, la solución obtenida, etc.
- Evaluar una actividad de debate fijando criterios sobre la calidad de los argumentos, la participación y actitud dialogante, la interacción respetuosa con los compañeros, etc.
Las escalas de evaluación también son un instrumento de gran utilidad, ya que permiten registrar el nivel alcanzado por el alumno respecto a un aprendizaje concreto a través de una gradación ascendente. Sus principales características y pasos para su elaboración son:
- Se construyen a partir de una progresión de niveles previamente definidos.
- Los niveles se describen de forma clara y sintética.
- Permiten situar al alumno en un punto determinado de la escala.
- Son flexibles y deben adaptarse a cada aprendizaje.
Para crear una escala de evaluación efectiva:
- Establece el aprendizaje que quieres evaluar derivado de los objetivos y competencias clave.
- Define los niveles progresivos de adquisición de ese aprendizaje. Por ejemplo: principiante, aprendiz, competente, experto.
- Describe brevemente los desempeños esperados en cada uno de los niveles.
- Da un nombre representativo a cada escalón.
- Usa verbos de acción observables.
Algunos ejemplos de uso son:
- Escala sobre el grado de desarrollo de la competencia digital del alumno.
- Escala sobre el nivel de autonomía en la resolución de problemas matemáticos.
- Escala sobre la capacidad de expresar oralmente ideas y conceptos de forma estructurada.
Las rúbricas y escalas son instrumentos indispensables para llevar a cabo una evaluación competencial y como aprendizaje. Permiten traducir desempeños complejos en descripciones objetivables y graduables de lo que se espera que sepa hacer el alumno. Deben aplicarse de manera continua y formativa para permitir la mejora y autorregulación.
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